Por José Gregorio Torre
El robo de niños de pesebre en el estado Trujillo y en otras latitudes de Venezuela desde épocas coloniales se ha venido realizando como una tradición cultural para realizar las famosas y muy alegres búsquedas del niño, ya que esto evoca el momento en que María y José se percatan de que Jesús se ha quedado en Jerusalén y luego de una intensa búsqueda es conseguido por sus padres debatiendo con los Sacerdotes del templo, donde por primera vez le expresa a su madre, que ¿por qué lo buscan?, “si saben que está atendiendo los asuntos de su Padre», este pasaje Bíblico que nos recuerda parte de la infancia de Jesús, y que los cristianos católicos revivimos gran fe en las llamadas Búsquedas de Niño, las cuales se realizan como pago de una promesa por algún favor recibido.
En Carache, está costumbre y tradición no es diferente, pues es en esta época en la que se acostumbra que las personas se roben los niños de los pesebres para luego ser organizada en acuerdo con los dueños de la casa donde se roba el niño para preparar a los pastores, a los padres representativos y músicos para la procesión de búsqueda lo que se convierte en un acontecimiento en el que se recorre cada por casa con versos preguntando si han visto al niño perdido a lo que cada casa responde con otro verso hasta llegar a la casa del ladrón quien entrega el niño es amarrado y el que se encarga de todo el brindis de los presentes de esta manera la procesión encabezada por la Virgen María, San José y el niño hasta el pesebre de dónde fue robado.
Muy bonito si fuera este el caso, Pero la cosa es que en estos momentos el sacerdote de Carache el Padre Robert Ali Vásquez, se encuentra preocupado por la pérdida del niño del pesebre de la parroquia, pues ya van varios días y el presunto ladrón no se presenta, lo que se hace presumir que el robo no fue por tradición, ni por promesa, sino que el rapto ha sido un vulgar y simple robo, lo que hace presumir que el ladrón realmente piensa que el niño tiene algún valor monetario y, por tanto, seguramente intentará convertirlo en billete verde, por lo que el párroco no ha escatimado esfuerzo en expresar públicamente que ha sido un abuso del que lo hizo y que espera más luego que tarde aparezca el ladrón y el valioso niño de la parroquia. Y nosotros decimos cómo es posible que hayamos llegado a esto, ojalá el ladrón tenga conciencia y al menos lo haga llegar de cualquier forma posible. Y si fue por promesa y desconocimiento, por favor, comunicarse con el sacerdote.
