Por José Gregorio Torres
Daineris Inés Perdomo Velásquez, fue una joven que hasta ayer disfrutaba de todo lo que su familia, amigos, compañeros de trabajo y en general este valle de San Juan Bautista le ofrece a sus hijos, nada en apariencia podía predecir lo que en apenas doce horas podía suceder, pues de una fiesta en donde disfrutaba de un fin de semana con sus vecinos y amigos, pasó a convertirse en una trágica y dolorosa noticia al día siguiente, tal vez era su destino, pero aun así quienes conocieron a Daineris, no pueden dar crédito a su partida, pues no parece justo que una persona con esas características que eran su principal carta de presentación, tomará una decisión tan drástica y dolorosa.
Cuando decidimos conocer quién era la joven enfermera Daineris, pudimos darnos cuenta de que a pesar de su juventud y su corta carrera profesional, su personalidad ya le había labrado una imagen, y no porque hoy ya no está en nuestro plano queremos resaltar, pues es decir de quienes la conocieron, fue una persona solidaria, consecuente y entregada a las causas sociales, siempre con gran desprendimiento. Pero no solo era en lo personal que sus cualidades afloraron para compartir con quienes más lo necesitaban, ya que en sus estudios a decir de quienes fueron sus mentores, fue una joven estudiante dedicada a sus compromisos estudiantiles y universitarios, logrando con excelentes promedios obtener sus títulos, que la llevaron al logro de la licenciatura en enfermería.
Como profesional en ejercicio ya le precedía su conducta como luchadora y servidora social, la cual concatenando con la noble profesión que decidió ejercer y que con el mismo interés y dedicación en su comunidad de la Mesa Arriba, asumió con responsabilidad en el ambulatorio rural comunitario de esta localidad, en donde se venía desempeñando como enfermera. A todas estas no solo queda más que lamentar su deceso y honrar su memoria, sin enjuiciar su determinación, por cuanto no nos corresponde a nosotros juzgar la conducta de quien en su vida supo conducirse dentro de los cánones y conductas merecedoras del reconocimiento, y, por el contrario, sumarnos a las oraciones para que por la misericordia de Dios, si en su actitud existió pecado, reciba por la fe que profesó en vida, la misericordia divina, el descanso eterno y la paz para su alma.
Descansa en paz Daineris Inés Perdomo Velázquez.