Por Ing. Carlos Lozada

En un momento crítico para la nación, la recuperación de la democracia en Venezuela no puede depender de individualidades. La historia nos ha enseñado que el verdadero cambio se forja en la organización colectiva, en la unidad de un pueblo que anhela justicia y bienestar. Es hora de iniciar una ofensiva ciudadana, estratégica y táctica, en todos los ámbitos de nuestra vida nacional.

Los trabajadores venezolanos están siendo arrinconados por el madurismo y un sector empresarial mercantilista que no muestra clemencia. Los ataques sistemáticos a los derechos laborales, el despojo de las prestaciones sociales y el desprecio hacia jubilados y pensionados son solo algunas de las arremetidas que buscan despojar al pueblo de sus derechos fundamentales. En este contexto, es vital que todos los sectores de la sociedad se unan: desde la izquierda revolucionaria hasta los demócratas liberales, cada hombre y mujer que se considere digno debe alzar su voz.

La tarea es monumental, pero no imposible. Debemos desatar una acción multitudinaria coordinada que haga entrar en razón al madurismo y a sus seguidores. Es imperativo que reconozcan la soberanía nacional, expresada en el voto popular, y que cesen su ataque sistemático a nuestra constitución y a las esperanzas de un futuro mejor para todos los venezolanos.

La lucha por la democracia no distingue entre aquellos que han partido en busca de mejores oportunidades y quienes permanecen en el país. Somos un pueblo unido en la adversidad, un colectivo que ha demostrado su fortaleza ante años de desasosiego. El madurismo se encuentra desasistido de respaldo social, ético y moral. Su coraza de autoritarismo es más frágil de lo que aparenta ante la indoblegable decisión de un pueblo decidido a conquistar su libertad.

No se trata de un liderazgo mesiánico; contamos con valiosos factores humanos y morales que nos dotan de la capacidad necesaria para luchar. La confianza en nuestras fuerzas es desbordante, y el amor por nuestra patria nos impulsa a seguir adelante. Esta lucha, que ya está en marcha, debe ser guiada por el deseo genuino de un futuro donde prevalezca la democracia y el bienestar.

Es momento de dejar atrás las divisiones y unirnos en torno a un objetivo común: la recuperación de nuestra democracia. Solo así podremos construir un país donde cada venezolano tenga voz, donde se respeten los derechos humanos y donde se fomente el progreso y la esperanza. La victoria será del pueblo, porque somos nosotros quienes tenemos el poder de cambiar nuestra realidad. ¡Adelante, Venezuela!

Foto: Cortesía.

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