Por Ing. Carlos Lozada

El sábado 6 de julio, un trabajador de Conviasa recriminó y vejó a Edmundo González, olvidando que trabaja en una empresa del Estado y no a favor de una parcialidad política. Ese mismo día, Nicolás Maduro se refirió de manera indirecta a Edmundo González como un «viejo decrépito». Quizás el empleado de Conviasa simplemente «copió» el discurso intolerante, discriminatorio, ofensivo y sectario de quienes han gobernado en los últimos 25 años. «No hay respeto», dirían mis mayores hace algunos años. Y es que realmente no existe, o al menos se obvia en el lenguaje «oficialista» y hasta es imitado por la oposición.

En los primeros años de la naciente democracia, tuvimos el privilegio de contar en la Presidencia de la República con hombres respetuosos que, con virtudes y desaciertos, le dieron al cargo ese carácter serio que fundamenta la máxima autoridad de una República. Ni Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera ni Luis Herrera Campins se vieron jamás como candidatos o presidentes utilizando un lenguaje soez; fueron hombres de Estado más allá de posiciones partidistas.

En estas próximas elecciones presidenciales, nos encontramos con un Nicolás Maduro desencajado, con un discurso agresivo que ya no asusta, sino que espanta incluso a sus pocos defensores. Por otro lado, tenemos a Edmundo González con un discurso pausado y reconciliador, dirigido a todos y cargado de elementos que nos hablan de un hombre de Estado.

Conozco militantes del PSUV serios, instruidos y preparados; en ninguno de ellos se refleja la conducta de sus líderes encabezados por Maduro. Sin embargo, debido a esa incomprensible «disciplina partidista», deben aceptar y respaldar las numerosas excentricidades a las que nos han acostumbrado en estos últimos 25 años.

En nuestro estado Trujillo, en medio de nuestra tan elevada gloria, nos encontramos con un gobernante que tiene un discurso similar, sumándose a los muchos males que nos afectan. Que el 28 de julio sea el comienzo de un cambio de discurso desde la máxima magistratura, exaltando los valores políticos fundamentados en la ética y la moral, basados en principios de libertad, igualdad, justicia, solidaridad, sostenibilidad, democracia y patriotismo. Iniciemos el camino del respeto. ¡Edmundo González para presidente!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *