Por José Gregorio Torres
En estos días en los que hemos venido siguiendo el proceso de liberación de El Salvador por parte de su presidente Nayit Bukele, nos permite hacer algunas reflexiones al respecto y en comparación con lo que sucede en nuestro país, que al igual que México y Colombia, se han rodeado de los mismos amigos y aliados internos, sin medir consecuencias, claro está la ambición desmedida de poder y la repartición de espacios de poder gubernamental ha hecho que nuestro país sea la caja de pandora en la que todos quieren tener su tajada del botín algo que no es oculto para nadie, porque amén de los tropiezos y alcabalas que se han constituido a la manera de la guerrilla a colombiana, para obstaculizar la justicia lo más grave es el silencio y la complicidad con la que se han venido manejando algunos poderes del estado
Nada de esto es un secreto ni tampoco puede considerarse una intensión de alimentar insidias o atentar contra la paz de la República, puesto que si descarada y abiertamente los entes encargados de ejercer la justicia se prestan para no aplicarla con equidad e igualdad, pues menos se puede juzgar al pueblo que se siente desprotegido ante tanto vandalismo con respecto a los bienes del estado, donde aunque el pueblo tenga la razón, la respuesta es, «sí pero vas. Preso, y por el contrario, a los culpables se les garantiza una especie se salvó conducto a la libertad, si es un incondicional del gobierno, con respecto a esto se puede decir que esto tiene su reflejo con lo que pasa en Carache con Pueblo a Pueblo, organización que nació utilizando a los campesinos, pero que al final los que se están favoreciendo son los Directivos de la Organización, mientras el agricultor no ve ningún beneficio, pues Pueblo a Pueblo ya no es lo que el presidente Chávez quiso que fuera. Solo bastaría con abrir una investigación y sé verían los resultados.
Es ahí donde se justifica el gobierno de Bukele, que con una contundente acción ejemplarizante decidió regresarle el poder y el país a sus habitantes, enjaulando a los Mara y garantizando los derechos humanos a la mayoría por encima de los derechos humanos de la minoría. Ordenando apertura de investigaciones hasta sus propios funcionarios prometiendo una cárcel solo para políticos corruptos, tal vez en este intento no le sea fácil, pues si han asesinado Papás, en el Vaticano, es casi seguro que no faltara entre tanto político delincuente corrupto quien intenté detener este extraordinario emprendimiento por salvar a El Salvador, ya me imagino en Venezuela un presidente Honesto poniendo presos a todos esos que han desfalcado el tesoro nacional porque los derechos humanos y los hechos de corrupción no prescriben ni pueden ser negociables, delito es delito y la ley es para todos.
