Por José Gregorio Torres

Ya es una constante lo que se padece en Carache gracias a las medidas de racionamiento aplicadas por el gobierno de Nicolás Maduro a través de la empresa Corpoelec, esto que aparentemente busca garantizar la distribución equitativa y necesaria del voltaje en las regiones del País, se ha venido intensificando a tal punto que el racionamiento ya ha llegado a suprimir el consumo en un 50% del servicio, situación que ha venido afectando no solo a los hogares sino también a todo el comercio de la localidad quienes en su mayoría carecen de una planta eléctrica que pudiera permitir mantener el servicio sin interrupciones. 

Pero ante las medidas asumidas por la empresa gubernamental que administra la energía eléctrica, quienes han emprendido una estrategia de recuperación, exigiendo el pago del consumo de la energía eléctrica, con tarifas nuevas que van desde el mínimo de 500 bs hasta las más altas tarifas comerciales. Esto al decir de los comerciantes y demás usuarios consumidores de la energía eléctrica, no habría problema en que sea cobrado el consumo, si no fuera porque se hace en momentos en que el servicio, carece de regularidad, lo que no permite el funcionamiento regular y normal de los locales comerciales, lo que a su vez genera para el consumidor final un costo adicional por gastos en combustible para el sostenimiento de las plantas eléctricas y otros gastos generados por los constantes apagones que dañan equipos y aparatos, provocados por falta de mantenimiento de los sistemas generadores, conductores y distribuidores de la energía eléctrica. 

Pese a las amenazas constantes de la empresa de corte de energía, si se niegan a la cancelación del pago por este servicio, ya varios comerciantes y jefes de familia se han planteado negarse a cancelar el pago del servicio. Puesto que no se entiende como mientras se obliga al usuario a este injusto racionamiento, el gobierno siguen colocando lámparas con el respectivo sistema de foto celda, el cual permite el derroche de energía eléctrica en calles y avenidas durante las doce horas del día lo cual a su vez disminuye el tiempo útil de las luminarias que si bien son de luz blanca, no es el deber ser ante estos tiempos de crisis. Al final serán los usuarios quienes tengan la última palabra. Pero por hora no se ve la luz al final del túnel.

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