Por Eleyde Aponte
Cuando las campanas de la Iglesia doblan en Carache para anunciar que algunas personas se han despedido físicamente de este plano terrenal, todos los caracheros nos preguntamos: ¿Por quién doblan las campanas, quién moriría? De inmediato nos enteramos, porque así es nuestro pueblo, todos nos conocemos y nos unimos en solidaridad con las personas que han perdido un miembro de su seno familiar y atraviesan por ese momento que no admite descripción alguna, no hay palabras para describirlo, solo se siente porque el dolor de la pérdida de un ser querido no es mitigable.
Nos apresuramos a demostrar nuestra solidaridad con el acompañamiento a las familias que atraviesan esos momentos de dolor por el duelo que genera la pérdida de uno de los miembros de nuestro seno familiar expresándoles nuestro pésame y de alguna manera nuestro sentimiento por tan irreparable pérdida que toca las fibras de todo el pueblo, porque se nos va físicamente un miembro de nuestra comunidad, en dónde todos aún nos seguimos considerando familia.
Hoy cuando recordamos a nuestros seres queridos que han cruzado en raudo vuelo al firmamento quiero dedicarles mis trazos escritos y decirles con ellos que ustedes no han muerto que se mantienen vivos en el recuerdo y en ese legado de valores, sentimientos y aprendizajes que sembraron en nuestras vidas.