Por José Gregorio Torres

Cuando la abogada Dinelsy Benítez, principal responsable junto al párroco de Carache Robert Ali Vásquez, me propusieron cooperar con los trabajos de restauración y recuperando del templo, por un parte, me sentí sin duda halagado ante tan desafiante responsabilidad, pues he sido protagonista de excepción en las dos últimas restauraciones realizadas, la primera cuando el Padre Ligero decidió por primera vez continuar la obra pictórica del interior del templo, por allá por los setenta, la segunda bajo la administración de Monseñor León Martínez, en la cual se incluyó el exterior de toda la infraestructura y en la que la municipalidad, bajo la administración del Alcalde Nixon Montilla, me designó supervisor y asesor de dichos trabajos, algo que fue para mí un gran reto, pues me obligó a asumir con más interés, no solo el significado de esta obra para los caracheros, sino y más importante, su proceso histórico de construcción y elementos artísticos. Luego se realizaría una penúltima y extraordinaria restauración por parte del Padre Francisco Linares, entonces párroco de Carache.

Luego y transcurridos poco más de veinte años nuevamente se realiza una tercera restauración, está con mayor desafío, pues se trata de formar parte de los cambios significativos que se han planteado y en los que de manera directa estaremos interviniendo y renovando no sólo colores en cuanto a sus pinturas, sino también interviniendo por necesidad, algunas pinturas de orden artístico, que fueron realizadas por el maestro Plinio Paolini, donde habrá la necesidad de reponer, capas de pinturas, usando la misma técnica, con similares materiales (óleos), con las cuales fueron realizadas dichas obras, esto permitirá sin duda el reforzamiento de los colores sin modificar ni alterar los colores originales, hoy ya desvanecidos debido a los efectos causados por los cambios en el ambiente, nada que no esté contemplado dentro de las exigencias para una restauración de este tipo, reto este que asumo con el conocimiento que da la tecnología pero sobre todo la experiencia en el manejo de los materiales.

Para el avivamiento de dichas pinturas serán utilizados óleos profesionales de óptima calidad, esperando lograr mantener la técnica original que identifican los trabajos del maestro Plinio, la cual es similar a la de los maestros muralistas del barroco, si no y más importante porque permitirá que estas se sigan manteniendo en el tiempo, ya que al no ser como se pensaba, (frescos) sino pinturas sobre cemento seco, estás se han venido deteriorando con el tiempo, por tanto, perdiendo sus colores originales y en algunas partes pérdida total de la capa pictórica, y que después de sesenta años hacen necesaria una restauración parcial en algunos puntos de la obra, y total en otros, aprovechando para garantizar que puedan perdurar lo más originales posible en los sitios donde la pintura no ha recibido con tanta fuerza los embates de los diferentes cambios de clima, para mí es un reto que asumo con la mayor responsabilidad y respetos hacia quienes nos heredaron tan importantes obra de patrimonio artístico y arquitectónico más cuando nos sentimos herederos directos de esta y como artistas y habitantes de esta comunidad, responsables de la preservación de dicho patrimonio. Dios y su Santo Espíritu, nos guíen para lograr los mejores resultados.

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